"Me gustaría dedicar este Goya a toda esa gente en este país que ha perdido sus casas, sus ilusiones, sus esperanzas, su futuro, e incluso sus vidas, por culpa de un sistema quebrado, injusto, obsoleto que permite robar a los pobres para dárselo a los ricos", ha dicho Maribel Verdú al recoger su Goya.
Verdú ha sorprendido al auditorio con su dedicación, que la ha respondido con un cerrado aplauso, al dedicar a los desahuciados el segundo Goya de su carrera conseguido por su papel de madrastra en el singular cuento de Pablo Berger, que con el de la madrileña acapara siete Goyas.
"La gente del cine puede hacer lo que le de la gana", ha afirmado Verdú, en declaraciones a los medios de comunicación tras recoger el premio, preguntada por su arriesgada dedicatoria, y ha añadido que en su opinión "todo el mundo tiene que tener derecho a la libertad de expresión".
Más distendida, la actriz ha considerado que es "muy fuerte" que José Coronado (un gran amigo) le haya vuelto a dar el premio a mejor actriz, como hace cinco años.
"La próxima que me nominen, que lo de él también", ha dicho con una gran sonrisa.
En el estrado, y tras enumerar una por una a sus competidoras en la categoría, a las que no solo alabó sino que también les dedicó el premio, Verdú dio las gracias a la Academia por: "confiar en mi y hacerme este regalo".
Dedicó también parte de su agradecimiento a Pablo Berger por darle "la mala más mala en 29 años de carrera" a la que le ha "cogido el gusto".
"Gracias -ha insistido dirigiéndose al director de Blancanieves- porque entiende la profesión como yo la entiendo, como una manera de disfrutar y hacer disfrutar a los que te rodean y por no hacer sufrir a nadie; por tu educación constante y por tu paciencia infinita".
Aún le dio más gracias a Berger "por no perder nunca la sonrisa y por el buen ambiente creado", y agradeció también a los técnicos y a actores y, especialmente, a sus Blancanieves, "a la niña y a la grande".
Sin olvidar a su familia, en especial a su madre que la "llevó de la mano de un casting a otro para hacer realidad un sueño", y a su marido Pedro Larrañaga.
Nueve veces nominada a los Goya y ganadora antes de éste del correspondiente a "Siete mesas de billar francés" (2007) Verdú tiene también un Ariel (el equivalente a los Goya en México, por "El laberinto del fauno").
Verdú, nacida el 2 de octubre de 1970 en Madrid, llegó al mundo de la imagen como adolescente modelo publicitaria (posó para fotógrafos como Michael Wray o Peter Müller), y a los trece años hizo su primer trabajo como actriz: fue en un episodio de la serie "La huella del crimen", que dirigía Vicente Aranda.
Después colaboró en series como "Vida privada", "Los jinetes del alba", "Turno de oficio" o "Canguros" y presentó, junto a Fernando Guillén Cuervo, el espacio de cine "Primer plano" (1991-1995), en Canal Plus. Y saltó a la gran pantalla.
Ha trabajado con numerosos directores como Gonzalo Suárez, Carlos Saura, José Luis Garci, Montxo Armendáriz, Fernando Trueba, Antonio Giménez-Rico, Manuel Gómez Pereira, José Luis Cuerda, Eloy de la Iglesia, Bigas Luna y Gerardo Vera, así como con el francés Eric Barbier, los mexicanos Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro o el estadounidense Francis Ford Coppola.
Debutó con la película de Ricardo Franco "El sueño de Tánger" (1985), seguida de las "27 horas" de Armendáriz (1986); "El año de las luces" (1986), de Trueba; o "La estanquera de Vallecas" (1987), de De la Iglesia.
Pero fueron los "Amantes" (1991) de Aranda los que marcaron "un antes y un después" en su carrera cinematográfica, según la propia Verdú, cuya madurez profesional se refleja en "Belle époque" (1992), ganadora de un Óscar.
Esto es sólo una muestra de una filmografía que incluye cerca de ochenta títulos, además de una veintena de obras de teatro, entre las que destacan clásicos como "Don Juan Tenorio" o "Miles Gloriosus", y otras contemporáneas como "Juego de reinas" (1991) o "El tipo de la tumba de al lado" (2012), la última, que ha dirigido Josep María Pou.