La cortometrajista Neus Ballús, nominada a la mejor dirección novel en los Goya 2014 por su primer largometraje "La plaga", ve difícil que los académicos elijan su documental, pero opina que si ganan sus competidoras "Stockholm" o "La herida", películas pequeñas y de bajo presupuesto, "nos beneficiaremos todos.
La joven catalana, nacida en Mollet del Vallés (Barcelona, 1980), donde ocurre la acción de "La plaga", opina que los Goya deben demostrar aún si están por el cambio generacional; en este sentido, señala en una entrevista con Efe, "habrá que ver cómo se reparten después los premios". "Es verdad que en las nominaciones se cuelan cosas que quizá son más arriesgadas visual o narrativamente, pero hay que ver si son estas al final las que obtienen la visibilidad de los premios y luego, si esto revierte después en que la industria", reflexiona Ballús.
Nominada en los Premios LUX del Festival de Berlín y en los Europeos del Cine, Ballús estaría "contentísima" de que ganase "La plaga", pero opina que, si no es así, pero ganan "La herida" o "Stockholm" también le vendría "muy bien". "Nos beneficiaríamos todos; otra cosa sería que el favorito fuera un thriller absolutamente convencional con actores muy conocidos; eso sí me preocuparía un poco más, porque creo que esta es una categoría en la que el riesgo es importante", considera.
"La plaga" ocurre en la periferia de Barcelona, una zona común de las grandes ciudades europeas donde conviven mundos de lo más diverso: agricultura, polígonos industriales, autopistas, emprendedores, ancianas, inmigrantes con y sin papeles. "Es al lado de donde he crecido. Me preocupan las cosas de esta gente que nace y crece en lugares que no están en el centro de interés de nuestra sociedad, gente que intenta tirar adelante pero que se choca constantemente contra el sistema, un muro enorme, que no le entiende y no le importa lo más mínimo la consecuencia de su vida", explica Ballús. Y reconoce que "habiendo nacido en un lugar así y conociendo a esta gente -estuvo dos años y medio conviviendo con ellos antes de ponerse a rodar-, tenía la responsabilidad de explicarlo aunque no fuera agradable de ver". Sin embargo, su relación con la cámara hace bellos al moldavo Iuri Timbur, trabajador del campo y aspirante a un título en lucha grecorromana; a la prostituta Maribel Martí; a la cuidadora filipina Rosemarie Abella, al joven agricultor Raül Molist y a la anciana María Ros, a la que decida su película a título póstumo.
"Quería hacer visibles a estas personas; para mi el cine, aparte de un placer estético, está para que contemos cosas que conocemos porque al final, las películas resultan ser fabulaciones estándar y me parece que hay que buscar nuestra propia voz", explica la realizadora, también cámara, montadora y guionista. Admiradora del bosnio Danis Tanovic, premio Oscar por "En tierra de nadie" (2001), Ballús explica que, a nivel estético, busca "personajes que están al margen" y los trata "como si fueran estrellas de Hollywood"; así les da "la dignidad que normalmente no se les da". Lo hace sin una posición política, sin un dedo acusador.
"A veces me piden que señale, pero opino que es responsabilidad de cada uno encontrar al culpable, no voy a ser yo quien marque. Esto es solo una película, una pieza poética a la que no le puedes restar belleza". Asegura que tuvo suerte para rodar tanto el ataque de la mosca blanca que marca la línea de la película, como la tremenda tormenta que acaba después con la plaga. Un milagro que, para la catalana, comenzó cuando encontró apoyo suficiente para hacer su película. "Siento que ya el hecho de haber podido hacer la película es un pequeño milagro porque las cosas empezaban a no ser fáciles cuando empecé a buscar financiación, y eso que mi proyecto era realista, pequeño, con presupuesto moderado". Pero lo consiguió y ahora, aunque le faltó dinero para la promoción y la distribución, pelea por uno de los premios más importantes del cine español.
