Todos la quieren. Todos se preparan para conseguirla. Su valor simbólico es incalculable y otorga mucho prestigio a una carrera cinematográfica. Aun así, la codiciada estatuilla que se reparte a los ganadores de los Premios Óscar tan solo vale un dólar. Y muchos se preguntarán, ¿cómo es posible?
A pesar de que la fabricación del premio chapado en oro de 24 kilates cuesta alrededor de 400 dólares, la Academia añadió una norma a su estatuto en 1951 respecto a su valor. Si un ganador o heredero de la estatuilla quiere venderla deberá ofrecérsela primero a la Academia de Cine de Hollywood. Si la Academia accede a su compra, solamente pagará un dólar.
La norma se redactó con el fin de los justos ganadores sean los que tienen las estatuillas y no todos aquellos que puedan permitirse pagarlas. Además, en el caso de que estos premios fueran fácilmente accesibles en el mercado, se devaluaría su valor simbólico.
Esta se ratificó en 2015 por un juez de Los Ángeles y fue añadida al estatuto de 1951 de la Academia. Muchos consideraron que esta no se aplicaría a los premios repartidos antes de 1951, pero esto no fue así. A pesar de esto, son muchos los personajes públicos que han comprado una estatuilla.
En 1999, Michael Jackson compró la estatua que premió a la película ‘Lo que el viento se llevó’ en 1940 por más de un millón y medio de dólares. Pero no fue el único.
Steven Spielberg, que ya tenía cuatro galardones, compró las dos estatuas ganadoras en 1996 por 1,36 millones de dólares. La idea no era guardarlas con el resto de sus premios, sino devolverlas a su dueña: la Academia de Cine de Hollywood.